Hoy se cumplen los primeros dos años del gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien ganó unas elecciones reñidas y controvertidas en julio de 2006, debido a lo cual tomó posesión de una forma inusual y atropellada. La duda acompañó desde el principio al gobierno calderonista, que además tuvo que enfrentar el desgaste de la figura presidencial heredada por la frivolidad de Vicente Fox y también el problema de la seguridad y la penetración del crimen organizado en el gobierno; demasiados problemas y muy poco tiempo para hacerles frente de manera efectiva.
A dos años de distancia podemos ver que las expectativas que había con el candidato Calderón no han cristalizado con el presidente Calderón; el equipo de gobierno ha resultado más bien flojo y poco proactivo, dando como resultado que las inercias sigan vigentes y los problemas no se resuelvan ni disminuyan. Para colmo, la crisis subprime ha puesto el panorama económico muy difícil y por abajo de las expectativas más conservadoras que se pudieran haber tenido.
En dos años ha quedado claro que no existe una conducción fuerte y eso ha generado que el PRI vaya ganando terreno en las elecciones del interior de la república y mayor poder al convertirse en el fiel de la balanza que requiere el gobierno calderonista para lograr acuerdos en el congreso. Los costos políticos de cogobernar no han sido pocos y el futuro no se presenta promisorio.
El balance final deja poco qué celebrar y parece no avisorarse una mejoría para el segundo tercio, lo que empieza a concitar dudas sobre la continuidad del panismo en el gobierno federal para el 2012, donde tendrán que contender muy probablemente con Marcelo Ebrard por un lado y Enrique Peña Nieto por el otro, que ya desde luego están muy activos en su autopromoción y su estructura de campaña.
Claro que siempre queda el recurso de reinventarse y sorprender con novedades inesperadas. ¿Será?
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