miércoles, 26 de noviembre de 2008

¿Crimen y castigo?



El día de hoy Nelsón Vargas y su esposa dieron una nueva conferencia de prensa sobre el secuestro de su hija Silvia, que se efectuó hace un año y dos meses, sin que las autoridades judiciales tengan más respuesta con respecto al hecho delictuoso que justificaciones y desmentidos a lo dado a conocer por los Vargas sobre lo realizado en la supuesta investigación del delito, que es, según su dicho, nada.
Este suceso no es nuevo ni único en la historia reciente de nuestra sociedad y refleja tres hechos, por lo menos. El primero se refiere a la impunidad que prevalece con relación a los delitos que se cometen en México; según las mismas autoridades el nivel de denuncia, detención de presuntos culpables y su concecuente castigo es mínimo, lo que deja una gran cifra negra de delitos cometidos y no denunciados, y todavía peor si se toma en cuenta la aprehensión y castigo de los delincuentes. El segundo hecho se refiere a la incapacidad técnica y falta de profesionalismo de quienes se supone deben cuidar de la ciudadanía y castigar a los infractores de la ley. El tercer y último hecho se refiere a la connivencia de las autoridades con las redes de delincuentes, donde han visto un gran filón de ganancias dándoles protección y fabricando culpables para acallar a la opinión pública.
Al final todo se resume en que no parece existir una real voluntad política para cumplir con el primer deber de todo gobierno que es el de proveer de seguridad a sus ciudadanos, como lo pueden atestiguar cientos de miles de personas que han sido afectadas en sus bienes o sus personas. El mensaje es claro para los delincuentes: pueden hacer lo que sea y no habrá castigo por ello. Raskolnikov es un personaje impensable en el imaginario popular mexicano y absolutamente desconocido entre las autoridades de nuestro país.

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