lunes, 30 de marzo de 2009

¿Y el estado de derecho?



El caso de Banamex es una muestra más de cómo el gobierno del presidente Calderón se ha olvidado del principio fundamental que obliga al gobierno en México, que es cumplir y hacer cumplir la Constitución y todas las leyes que de ella emanan; y eso queda claro cuando rompiendo todas las formas y estableciendo un muy mal precedente, la Secretaría de Hacienda hizo pública su determinación de no hacer nada ante la violación de las leyes mexicanas sobre la banca por parte de Citigroup, toda vez que el Tesoro de los Estados Unidos es propietario de 36% de dicho grupo financiero que, a su vez, es propietario de Banamex en México, cosa prohibida por la leyes mexicanas, pese a que éstas sean consideradas anticuadas por la dependencia que dirige Agustín Carstens.
Cuando funcionarios de primer nivel en México se han pasado semanas desgarrándose las vestiduras por las declaraciones de algunos funcionarios estadounidenses sobre la situación de estado fallido en el caso de México, resulta lamentable que uno de los indicadores que la ONU tiene para calificar o no de fallido a un estado, que es el relativo a la aplicación de las leyes, es decir, hacer cumplir la ley, de forma inmediata, transparente y sin excepciones simplemente se pase por alto en el caso que señalamos de Banamex, con toda intención y violando la ley desde cualquier punto de vista.
Ante esta situación cabe preguntar qué se hace y cómo se resolverá la parte relativa a los conflictos de interés que pueden darse entre las directrices de Tesoro de Estados Unidos y los servicios que Banamex proporciona a los mexicanos.

viernes, 27 de marzo de 2009

Reciclando



En México la red de protección a los funcionarios está diseñada para que nadie salga jamás de la administración pública, pase lo que pase; parece que la invención del reciclado se hizo en nuestro país, y así hemos visto, y seguramente seguiremos viendo, que cuando un funcionario sea puesto en entredicho, acusado, vapuleado y exhibido en una posición le encontrarán más temprano que tarde una nueva posición.
Véase si no el caso del ex secretario de Comunicaciones y Transportes Luis Téllez, que fue balconeado y exhibido sin misericordia lo que "obligó" al presidente Calderón a "aceptarle su renuncia". A sólo tres semanas de su salida de la SCT el reciclado funciona y ahora va a ser presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, sin importar sus desatinos anteriores, la deslealtad a sus jefes ni el florido lenguaje que utiliza.
Parece que una vez que se llega a puestos públicos de cierto nivel resulta prácticamente imposible que dejen de vivir a costa de los ciudadanos, haciendo casi nada o, peor aún, mucho daño al país como el caso de Téllez que dejó pasar un tiempo precioso para la modernización y puesta a punto para la competencia de las comunicaciones en nuestro país.
Este señor Téllez y sus padrinos seguirán tomando decisiones, o postergándolas, en perjuicio de los mexicanos y en favor de sus amos, amigos, grupos, o quienes le ayuden.

domingo, 22 de marzo de 2009

Lo que falta

La situación del país se complica día a día conforme avanza el divorcio entre el gobierno y los ciudadanos, creando mayor resentimiento, descontento y repudio en la sociedad mexicana contra los miembros de la clase política en general y, de forma particular, contra los funcionarios gubernamentales, los diputados, senadores y prácticamente todos los que forman el aparato de gobierno, incluido el presidente.
No es para menos, dado que estamos cada vez más en un claro retroceso en lo que toca a democracia, respeto a los derechos humanos, implementación del estado de derecho y aplicación de la ley para buscar la justicia; la sociedad mexicana ha venido perdiendo en los últimos quince años lo poco que había ganado después de la revolución, y ahora los mexicanos de a pie parecemos más súbditos que ciudadanos, y como tales sólo podemos callar y obedecer, carecemos de derechos, estamos sujetos a la voluntad de los poderosos que nos otorgan o niegan sus favores con la charada de la ley que se maneja en México.
El presidente Calderón y sus corifeos se desgarran las vestiduras por las declaraciones en el extranjero sobre la fragilidad del estado mexicano y su falta de control sobre ciertas partes del territorio, y aún se atreve a retar a quien quiera aceptar su palabra para ir “a cualquier lugar del país” para demostrar que tiene total control del mismo; es fácil decirlo cuando se tiene una fuerza militar en el Estado Mayor Presidencial de 7,500 soldados, con el apoyo del ejército y la PGR. Pero ¿qué podemos decir los mexicanos comunes y corrientes que no contamos con tan formidable fuerza para nuestra protección? ¿Cómo creer que el gobierno controla el territorio nacional si no puede controlar las prisiones desde las que se extorsiona y amenaza a los ciudadanos indefensos? ¿Cómo creer que hay un estado de derecho si el crimen es el mejor negocio en México?
Es fácil decir que se haga la guerra cuando los hijos que mueren no son los nuestros, y el único dolor que hay es el ajeno, pero es claro que el decidir enfrentarse a balazos a la delincuencia no es el camino adecuado ni inteligente; justamente se debe contar con un aparato de inteligencia que infiltre, desactive, prevenga y detenga las acciones del crimen organizado. Mientras eso no suceda, las balaceras seguirán siendo una cortina mediática lucidora pero poco efectiva en la lucha contra la delincuencia, que seguirá ganando a pesar de que se diga lo contrario.
Finalmente ni el ejército en las calles, ni policías semianalfabetos sin capacitación y armados hasta los dientes, ni leyes que nos regresan a la época del absolutismo como las de extinción de dominio, y las detenciones ilegales como el arraigo, ni los montajes preparados para le televisión son la solución, ni remotamente, para los problemas que enfrenta México en este momento; se requiere más que autoritarismo y necedad para ganarle a la delincuencia. Sobre todo se necesita voluntad política, transparencia, fortalecer las instituciones, rendición de cuentas y aplicar la ley, sin cortapisas.

jueves, 5 de marzo de 2009

¡No me ayudes compadre!

El presidente del PAN Germán Martínez parece haber emprendido una cruzada en contra de quien debiera ser objeto de sus cuidados y no de sus resbalones y gazapos , como lo demuestran sus declaraciones respecto al relevo de Luis Téllez en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes por Juan Molinar; el presidente Calderón fue vapuleado por el festejo que hizo Martínez, dejando entrever que el que los poderes fácticos tiraran a uno de sus secretarios de estado era bueno.
Creo que el señor Martínez no pensó en que el presidente tuvo que hacer el cambio luego de la exhibición que se hiciera de Téllez con unas grabaciones telefónicas a todas luces ilegales, pero contundentemente reveladoras de la actitud y los intereses del vilipendiado funcionario.
La lucha está en su apogeo y parece que el presidente del partido en el poder no tiene más recursos que los que criticaba de los priistas cuando era parte de la oposición: dedazo, autoritarismo, descalificación, verborrea y ataques mediáticos. Al presidente Calderón ya se le olvidó que, de haber seguido ese camino su partido cuando el contendió contra el delfín de Fox, ahora no sería presidente de la república.
Habrá que ver qué hará Martínez en adelante, sobre todo para evitar que el presidente use la popular frase que da título a esta entrada.